Bodensee – Königssee / Radweg

Lo de hacer los Alpes austriacos en bicicleta puede parecer una locura, y creo que lo es ciertamente. En el momento en que se dijo, acabábamos de finalizar el camino a Santiago de Compostela, el cansancio reinaba en nosotros, y la idea surgió seguramente de la animosidad que trae consigo finalizar un buen vino sentados en la plaza de Muros de Nalón, viendo un memorable crepúsculo asturiano. Lo de hacer el radweg que serpentea la Baviera desde el lago Constanza hasta el lago Königssee, en las proximidades de Austria, fue una acertadísima idea que nos permitió saciarnos de un paisaje extremadamente hermoso. Bosques, prados, granjas, animales, puro verde, y pueblitos y pueblos y ciudades, verdadero recorrido arquitectónico por el sur de Alemania, con la cadena alpina de fondo.


jeudi 30 juin 2011

Denkendorf



Decidimos detenernos en la pequeña ciudad de Denkendorf, y que por casualidad descubrimos que hace parte del itinerario europeo para aquellos peregrinos del norte que van a Santiago de Compostela. Encontramos habitación en el Hotel Schlüssel, en la Mörikestraße de un barrio residencial de cuidadas casas. Sitio tranquilo decorado de pertrechos de caza, gorras y cascos militares, pertenecientes a la colección del patrón del hospedaje. Nos separa de Stuttgart, su aeropuerto. La ciudad se extiende sobre modestas colinas y las casas de rojos tejados se cuelgan por las laderas urbanizadas. Las fachadas respiran el viejo arte de construir. Aprovechamos para regalarnos una soirée gourmande rociada de excelentes cervezas alemanas. Junio descuelga su última hoja del calendario.  El velo negro de la noche tarda en cubrir el cielo de Denkendorf. La fatiga acumulada nos empuja a volver al hotel para preparar el regreso a Paris. ©cAc weg2011 


Freilassing



La lluvia, menos intensa, pero pertinaz, nos acompañó hasta las oficinas de Sixt Rent Car. Freilassing existía y nosotros estábamos allí como dos extraterrestres mojados. Mientras el lugarteniente terminaba la gestión de renta del coche en la oficina, afuera yo ponía orden a los bártulos humedecidos y al desmontaje de ruedas para poder colocar todo en el interior del vehículo. Freilassing quedó como un recuerdo húmedo, como una etapa fácil convertida en galera a causa de la lluvia. El GPS del coche nos indicó el camino a seguir para entrar en la autopista. Una cinta moderna sin límite de velocidad se nos presentó y el coche comenzó a devorar kilómetros y kilómetros para ponernos como etapa y pausa de reposo nocturno, algún pueblo en los alrededores de Stuttgart. ©cAc weg2011 

La traversée de Salzburg


La ruta entre Grödig y Salzburgo la hicimos bajo una pertinaz lluvia con viento que no solo nos frenaba en el avance por su causa sino también nos dislocaba en cuanto al rumbo que tomar. Bajo la lluvia, era difícil de situarse en el barrio por el que pedaleábamos. Nadie a quién preguntarle. No quedaba otra solución que seguir no importa en qué dirección. Las pocas veces que preguntamos fue para saber qué dirección nos llevaba a Freilassing. Pensamos que la ciudad alemana era una ilusión óptica del lugarteniente Wakim. Al momento de un recalmón, sacamos el mapa y trazamos un plan de evacuación urgente usando el río Salzach como punto de referencia. Y no estuvimos errados. Siguiendo el cauce del río, pedaleamos por el Treppelweg, una pista para ciclistas que nos llevó a un barrio residencial desde el cual pudimos alcanzar la Münchner Bunderstraße que una vez llegada a la “frontera” natural entre Austria y Alemania, que es el río Saalach, se convierte en Salzburger Straße. ©cAc weg2011 

Départ de Grödig


La víspera, cayeron sobre Grödig, goterones fríos sin mucha algarabía. La fatiga embelesada por el sueño nos hizo dormir como osos en hibernación y no escuchamos la lluvia caer, pasada la medianoche. Amaneció nublado y brumoso. Como si estuviéramos en China, un mar de nubes envolvía el sur de Salzburgo. La lluvia había cesado al alba. Pero como tigresa del cielo, estaba agazapada en su cubil blanco. Terminamos de recoger los bártulos (el ingeniero es muy desorganizado!) y ya con un pie en los bajos del edificio, la lluvia dijo aquí estoy yo y a llover se dijo… eran apenas las siete de la mañana y nuestra última etapa de pedaleo: dejar atrás Grödig, llegar a Salzburgo, hacer una pausa en alguna plaza y tomar un chocolate austriaco en una terraza, y luego continuar la travesía buscando el eje vial que nos llevara a Freilassing. ©cAc weg2011